“Dime lo que amas, y te diré lo que sabes”
La búsqueda del conocimiento no supone una aspiración altruista del alma humana, sino una imposición por parte de la naturaleza que supedita la supervivencia y el grado de bienestar individual al conocimiento que cada uno tiene de su entorno.
Conocer las plantas venenosas, los animales peligrosos, o saber qué hacer ante una emergencia, facilita la supervivencia. Saber desconectar, cómo funciona un ordenador, o qué alimentos son más sanos, aumenta nuestro grado de bienestar.
Todos sabemos que la atención juega un papel fundamental en la adquisición de conocimiento, ya que para comprender algo debemos prestarle atención.
Pocas veces nos detenemos a analizar, lo que logra, y lo que no logra captar nuestra atención, y en consecuencia lo que podemos, o no podemos llegar a conocer en profundidad.
Cuando no existen obligaciones, nuestra atención tiende a focalizarse en aquello que nos gusta y a evitar lo que nos disgusta, pero lo que más capta nuestra atención es todo aquello que amamos, sean personas, animales, o cosas.
Cuanto más intenso es el afecto, más intensa es la atención y más amplio el conocimiento que podemos llegar a adquirir sobre esa persona, animal o cosa.
Las malas experiencias del pasado que no hemos llegado a “digerir”, condicionan involuntariamente nuestra atención y aquello que podemos llegar a conocer en profundidad. Evitamos pensar en esas malas experiencias para evitarnos un mal rato hasta que llegamos a olvidarlas, sin saber que desde el olvido esas malas experiencias siguen condicionando nuestra atención, y en consecuencia nuestra comprensión del entorno en el que vivimos. Con el paso del tiempo llegamos a olvidar por qué nos gustan ciertas personas o cosas, y por qué rechazamos o desatendemos a otras.
Hay experiencias del pasado muy traumáticas que requieren de ayuda especializada para ser elaboradas, pero la mayoría de las malas experiencias que condicionan nuestro presente las tuvo el niño que fuimos, aunque hayamos llegado a olvidar su relación con lo que sentimos hoy. El hecho de haberlas olvidado no evita que esas improntas sigan condicionando nuestros afectos, nuestra atención y nuestra comprensión de la realidad.
El Mindfulness proporciona una nueva oportunidad para “digerir” esas malas experiencias, olvidadas o reprimidas, al permitir que afloren de nuevo al consciente, y al aportar las herramientas necesarias para su elaboración. Elaborar el pasado es importante en la medida en la que puede modificar nuestros afectos, nuestra atención, y nuestra comprensión de la realidad.
Nuestra perspectiva más amplia como adultos facilita mucho las cosas a la hora de elaborar el pasado. Por ejemplo, el niño pudo interpretar como desamor la dolorosa ausencia de su madre durante su infancia, y esa experiencia dolorosa puede haber condicionado su relación con ella desde entonces, aunque el adulto haya olvidado las causas de lo que siente hacia su madre. Cuando se logra que afloren de nuevo las emociones del pasado que condicionan su relación, el adulto puede llegar a comprender que esa ausencia estuvo motivada por las circunstancias que obligaron a su madre a salir a buscar recursos, y comprender que gracias a ese esfuerzo por amor, el niño que fue, ha llegado a convertirse el adulto que es hoy. Esa elaboración modificará sus afectos, su comprensión de la realidad y su conducta en el futuro.
Amor, atención y conocimiento se encuentran estrechamente relacionados, y ser conscientes de los afectos y desafectos que condicionan nuestra atención, nos permite reafirmarnos en nuestra actitud en unos casos, y nos induce modificarla en otros con un impacto muy positivo en nuestras vidas.
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5 Comments
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Raquel Castro
Gracias Carmen! Por tan buenas palabras!
Marta
Sin duda, las mochilas del pasado, pueden resultar una carga insoportable. Gracias por el post.
Jaime
Como siempre impecable Carmen.Muchas gracias!!
Mercedes
Me reconozco en muchas situaciones de las que describes…Me reconozco huyendo de los recuerdos dolorosos, eso si, con tanta rapidez que la mayoría de las veces ni soy consciente de haber cogido el móvil, o de levantarme, poner la tele, abrir el ordenador…
Todas las herramientas para ir profundizando en estas bolas enterradas son esenciales. Este trabajo de afrontar lo inconsciente cada vez me parece más importante.
Gracias por esta aportación!
Ana Bartutia
Información valiosisima , contada de forma muy clara .
Es un regalo .
Muchas gracias Carmen.
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